Antonia Avellano

Novelista-Escritora Infantil y Poeta


Está claro que la historia ha tenido sus bondades, pero si rastreamos a lo largo de su cronología veremos que no han dejado de sucederse periodos sugar free o menos agradables con periodos mejores. ¿Y si ponemos los mejores y los peores en una balanza? Sin ir demasiado lejos, podemos concluir que los periodos peores con catástrofes naturales, guerras y virus arrastran secuelas, como las malas gestiones, que se alargan en el tiempo, sin contar el que duraron los precedentes que llevaron a su desencadenamiento, en caso de venirse cociendo algo, o bien en materia de salud como los indicios de una posible pandemia o de una guerra, de los que se deduce a ojo de buen cubero, que no serían demasiado halagüeños. En cuanto a guerras ¿Ha habido periodos prebélicos felices? Es posible que para algunas personas si, o tal vez algo, o mucho, y no tanto para otros, ¿ y los periodos de entreguerras, no carentes de odio y miseria?¿Y el Interbellum desde el final de la Primera Guerra Mundial en 1918 hasta el principio de la Segunda en el 1939 ? ¿fueron en general periodos fáciles para la mayoría ? ¿y para España, el último, sin tregua, con la Guerra Civil? que aunque no beligerante en la Primera también sufrió sus consecuencias posbélicas. Volveríamos a la respuesta de antes, seguramente; pero lo que está claro, es que ante un acontecimiento de tal magnitud, todo el mundo tiene que volver a reestructurarse, a adaptarse a los nuevos cambios que no es nada fácil, y a guardar lo que sea para cuando no hay, si es que hay algo. Y mientras tanto los virus y las pandemias tomándose el testigo como los sanfermineros con su prensa en la mano en forma de espiral siniestra, y esa señora de 1929 con una Gran Depresión, que contagió a medio mundo.

Que le dijeran a Alfonso XIII y a su caballo si la historia tuvo más puntos sugar que free sugar en cuanto a virus y microbios en esas zonas de Andalucía y en otros aspectos de la historia que no entran en el apartado. Y en eso de las naturales, también, que las riadas en el sur no fueron cosa de poco y el hombre se lo tomó muy a pecho. Y los campesinos le saludaban con el sombrero en la mano en su cabalgar, con el agua a la mitad de las patas del caballo. Y a Noé con el trasiego de sus animales y a los del camping de aquel pueblo maravilloso oscense, siguiendo con las riadas, o a muchos de los habitantes de Bangladesh con el ciclón Bhola, o a los del huracán Katrina, como todos, con nombre de mujer, o a los que padecen las sequías del Cuerno de África, porque la naturaleza unas veces estira y otras afloja. Lo último por no seguir hablando de guerras ya que el hombre se niega a aprender de la historia. En cuanto a la naturaleza sigue su curso a veces, condicionada, pero cada vez más desordenada.

”No es posible vencer a la naturaleza salvo obedeciéndola y lo que en la contemplación tiene el valor de causa viene a tener en la operación el valor de regla”.Bacon

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